viernes, 13 de julio de 2012

七人の侍 (1954)

La obra maestra de Akira Kurosawa.

Un aldeano escucha por casualidad a unos bandidos que esperarán para atacarles cuando su plantación germine. Todos los habitantes se suman en la desesperación porque si les roban se quedarán sin comida y morirán de hambre, finalmente deciden acudir al más viejo del lugar. Él les dice que la única solución es contratar a un samurai que les ayude a cambio de comida, pero pronto descubrirán que no es nada fácil dar con uno así.

A medida que pasa el tiempo admiro mas las películas de Kurosawa, quizás porque conozco más a fondo los detalles detrás de cada una. Su cine podría clasificarse de hiperrealista, porque va más allá del realismo.

En la entrada de "Ran" (1985) comente cómo había sido la película más cara de la historia del Japón y es que los detalles son tan minuciosos que algunos son imposibles de captar. Como por ejemplo el desarrollo de los personajes, todos tienen una historia, un pasado y están conectados entre ellos, pero es algo que no vemos explícitamente.

Lo mejor de este director es que tuvo la suerte de haber nacido en Japón. La industria del cine japonés suele dar carta blanca a los realizadores a la hora de hacer una película y Kurosawa es muy meticuloso, en el caso de la película que nos ocupa orquestó cada aspecto posible, desde las actuaciones a la música, los escenarios, la edición e incluso el clima. En otro sitio le habrían limitado muchísimo, es el caso de Hollywood donde muchos cineastas ven frustrados sus proyectos por culpa de las compañías y años más tarde tienen que reeditar sus obras pagándolas de su propio bolsillo para que se vea como realmente ellos las imaginaban.


Antes que nada, Jidai-geki es un género basado en mostrar el periodo Edo (siglo XVII - mediados del XIX). Esencialmente son películas donde surgían disputas entre guerreros samurais que terminaban enfrentándose. Una de sus características era que los samurais pertenecían a clases altas. También se las conocía como películas chambara, osea de espadas.

El Jidai-geki se había dejado de hacer tras la Segunda Guerra Mundial (los aliados no consideraban correcto que se ensalzara la época en la que transcurren estas películas), pero ésta consiguió destacar de forma notable en su momento.

Kurosawa, sin embargo, prefirió escoger el siglo XVI cuando el caos reinaba y sus samurais no son de clase alta, más bien al contrario, son ronin, dicho en pocas palabras espadachines sin amo (y según su código sin honor).

La innovación principal de este film (que más tarde fue copiada hasta la saciedad) es su estructura argumental. Empieza con el reclutamiento de un grupo de personas para lograr un fin (dicho de forma muy resumida). La primera que copio esta estructura fue "The Magnificent Seven" (1960), pero al poco la pudimos ver también en "The Guns of Navarone" (1961), "Ocean's 11" (1961) y "The Dirty Dozen" (1967).

La película originalmente duraba 3 horas y casi media, siendo así la mas larga que filmó Kurosawa, pero la productora Toho decidió recortar 50 minutos cuando la distribuyó a los EEUU. A Europa nos llegó una versión algo más larga que la estadounidense pero sin ser la completa. Hasta el 2006 no pudimos ver la versión íntegra restaurada, fue editada en DVD y más tarde, en el 2010, en formato blu ray. La versión que he visto es la de blu ray y es la que más recomiendo.

Los combates no son espectaculares ni bonitos, son luchas sucias donde vemos huir tanto a los de un bando como a los del otro. Aun así hay un par de momentos épicos, como cuando les arrebatan un rifle por la noche o la estrategia del pasillo para ir matándolos uno a uno.

Una película con un final que te deja de piedra, unos personajes inolvidables y una historia en realidad muy sencilla pero con un gran trasfondo.

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